La intervención social con las personas sin hogar
En algunos países americanos se conoce como habitante de calle a aquellas personas sin hogar que han sufrido un proceso de cronificación importante y han pasado de buscar una solución a su problemática a asumir su situación, al verse incapaces de escapar de la misma, concentrándose más en adaptar su día a día a dicha situación que en encontrar la difícil fórmula que les ayude a lograr su reinserción social.
De esta manera, el equipo psicosocial del Programa de Atención y Acompañamiento al Habitante de Calle Adulto de la ciudad de Medellín (2007), considera que un habitante de la calle es:
"aquel sujeto cuya vida se desenvuelve fundamentalmente en la calle, dicho espacio físico social se convierte en su lugar de habitación y en donde resuelve sus necesidades vitales de supervivencia, donde constituye sus relaciones emocionales y afectivas, donde establece sus condiciones de vida y construye mediaciones socioculturales que le permiten la convivencia con los espacios de ciudad en general”
Se ha escogido esta definición porque describe a la persona SH como un ser con necesidades sociales más allá de la pura alimentación, higiene o pernoctación. De este modo se habla de constituir “relaciones emocionales y afectivas”, de establecer “condiciones de vida” y de construir “mediaciones socioculturales que le permiten la convivencia con los espacios de la ciudad en general”. Es decir, cuando trabajemos con personas sin hogar, con vagabundos, con transeúntes o con habitentes de calle, no podemos olvidar que estamos trabajando, como con cualquier otra persona, con seres humanos completos, con unas estrategias de supervivencia y adaptación tan distintas a las nuestras como válidas y útiles en la realidad contextual en la que sobreviven.
Podemos comprender ya a estas alturas que todos los seres humanos nos vemos obligados a establecer relaciones con nuestro entorno más allá de la forma que ésta relación vaya adoptando, para trabajar esto proponemos la siguiente actividad:
1. El profesor propondrá al total del grupo de alumnos la realización de una lluvia de ideas sobre necesidades comunes a todos los seres humanos, sería bueno que apareciesen reflejadas no solo necesidades como las de alimentación, higiene y pernoctación.
2. El profesor promoverá la elección de diez de las necesidades como las más universales. En caso de que no aparezca una idea clara de lo que se persigue podemos hacer uso como marco referencial de las necesidades básicas descritas por Maslow en su pirámide (Pirámide de Maslow).
3. Los alumnos, preferentemente en grupos de 3-4 personas realizarán un cuadro como el que sigue reflejando en la columna de la izquierda las diez necesidades seleccionadas en la actividad conjunta de clase.
NECESIDADES | CIUDADANO NORMALIZADO | HABITANTE DE CALLE |
Necesidad 1 | ||
Necesidad 2 | ||
Necesidad 3 |
4. Se procederá a rellenar la tabla pensando en la manera de satisfacer la necesidad básica de un ciudadano normalizado (los alumnos pueden pensar en ellos mismos, en sus familias, etc) y en como puede satisfacerlas una persona SH cronificada o habitante de calle.
Se seguirán manteniendo los grupos de 3-4 personas que realizaron el cuadro. Es importante aclarar también que no todas las maneras de satisfacer las necesidades han de ser diferentes para el ciudadano normalizado y para la persona SH, si se ve posible es bueno que haya alguna que coincida. No hay que olvidar tampoco el concepto de ser humano completo, por lo que no se podrá plantear que la persona sin hogar carece de alguna estrategia de satisfacción para qualquiera de las necesidades acordadas.
5. En el mismo documento de donde hemos extraído la definición de habitante de calle aparece una propuesta de definición de lo que debe ser el trabajo en medio abierto con la población SH que refleje las características descritas anteriormente, lee atentamente la propuesta intentando entender los cambios de perspectiva que implica:
“El cometido no es convencer de ningún discurso al sujeto, sino interactuar
con él, sin rechazar de plano su filosofía de vida, reprobar sus comportamientos, limitar o constreñir su derecho a la autodeterminación. Se busca una conversación franca que le permita obtener otra mirada posible de sí mismo y otras alternativas distintas a las de su estilo de vida.
Interactuamos con el sujeto, evitando los juicios y prejuicios, compartiendo una reflexión responsabilizante, en la que su relato y su saber son reafirmados, renunciamos una vez más al lugar del supuesto saber; posibilitamos espacios de diálogo y conversación como forma clarificadora, puesta en común, que deja sobre la mesa, los discursos, para ser discutidos y reevaluados a fin de extraer de estos propuestas de vida, rutas de existencia.
No nos ocupamos solo de su relato verbal, sino también de “eso” implícito en su conducta; buscamos comprender hermenéuticamente su historia, su elección, el significado que para él tienen las cosas, su estilo, el sentido y su filosofía de vida, Contamos con su deseo, con el derecho que tiene cada persona a optar por un modo u otro de vivir.”
6. Se ha intentado transmitir una visión más humana de las problemáticas de las personas SH, una visión del habitante de calle como sujeto activo, que interacciona en numerosísimas ocasiones con el medio y las personas de su entorno, además, presentamos el trabajo con este perfil de usuario coherente con esta nueva visión, no tenemos el saber en nuestro poder y asumimos sus estrategias de supervivencia como útiles y coherentes con su forma de vida. Vuelve a pensar un poco en todo ello y observa detenidamente las siguientes fotos:
7. Ahora imagina que has sido contratado por el Ayuntamiento de una ciudad para hacer trabajo de calle con la población SH. Teniendo en cuenta todo lo que hemos reflexionado sobre el tema escoge una de las tres imágenes e imagina como empezarías tu intervención como educador de calle.
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